Familias rotas y políticas de género · Arcos · Andalucía Información
Los hijos deberían estar ajenos a las crisis surgidas entre sus padres, pero por desgracia son las víctimas inocentes de las batallas entre sus progenitores. Cuando ocurre un fracaso matrimonial, los daños no se producen sólo en la propia relación de pareja, sino que se extienden a la paternidad. El divorcio no sólo “desintegra” la pareja, sino, también, la familia. Existen muchos hijos «huérfanos» de padres separados que no saben, o no quieren, ser conscientes del daño emocional y psicológico que les provocan, impidiéndoles que tengan una infancia y adolescencia feliz. No es infrecuente que a los niños se les obligue a tomar partido en el combate que libran sus padres.
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